No intentes que Otro aprenda a disfrutar al mirar tus dedos recorriendo tres veces la misma sonata que todas nueve veces al día.
Otro no sabe como dibujé en tu pecho un círculo de seguridad para que nadie entrara. Tatuaste mis sentimientos en la parte inferior de tu espalda, y entonces; como pretendías que me enamorara. Dile a Otro que se esconda en ti, y ganará un poquito de mí.
Un segundo se tarda en decir
a d i ó s
tres noches para olvidarlo.
Retóricamente tuyo, como en las tres últimas madrugadas escuchando de tus manos las poesías musicales que recitaba Mozart en forma de ti.
Pero me ofreciste una paz que era peor que mi guerra. Quién pretendía negarte algo.
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