Súbeme a la ola que llegue a la orilla
donde piensas esperarme día a día,
dame calor,
quítame las dudas con besos,
haz de mí tu cielo.
Cógeme, llévame,
pero no me sueltes,
que me caigo.
Siénteme, muérdeme.
Pero no muy fuerte,
que en el corazón duele.
Mordiscos de amor, de odio, de placer o celos.
Pero muérdeme.
Explícame tu sonrisa,
¿por qué tienes tantas manías?
Conviérteme en tu manía y en tu deseo al cruzar un destello fugaz.
Deséame cada noche a tu lado,
y cada día de tu vida.
Quiero ser tu lluvia y tu mejilla sonrosada,
Déjame ser tu mirada de incredulidad,
tus celos más bonitos,
y tu mueca sonriente.
Y tus besos sabor primavera.
Y tus tres suspiros antes de mirarme tras gritar otras dos lo que me quieres.
Y quiéreme
como si el verbo amar nos quedara corto.
(...)
Venga,
te invito a mi desastre,
a que juegues en el caos de mi pelo.
A ser mi tropiezo más bonito,
mi resbalón que esperaba,
mi caída al vacío.
Ven,
que todavía no hay precipicio que comparar con tu ausencia.
"No creo que seas mi último tren
porque ése será el que descarrile.
Te miro como a un tren al que subirme
para viajar con destino a lo que toque
y seguir tocando mientras quieras."
Carlos Salem
