Un vendaval de pestañas soñadoras,
de deseos imposibles,
de ojos soñadores.
Personas ordinarias pidiendo a gritos cosas extraordinarias.
Cada una de esas diminutas van cargadas con millones de sueños de seguramente en la siguiente estrella fugaz se repitan.
Y nunca llegarán a su verdadero destinatario.
Personas incapaces de expresar algo simple piden a alguien que lo conceda.
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