No es el momento o el lugar en el que entró en mi vida. Ni siquiera es por ser quien es. Es de la froma que lo hizo; removiendo todo mi mundo, poniéndolo cabeza abajo. Una subida de adrenalina como pocas habrá, un éxtasis repentino, o un orgasmo. ¿Sabes? Las montañas rusas tienen envidia de nuestras subidas y bajadas. Cortas, imprevisibles, grandes y fuertes.
Prometí echarte de menos y tenerte algo de cariño. Todo lo que digo lo cumplo, tenlo claro. Porque los dos sabemos que no podemos estar el uno sin el otro; nos odiamos, no nos soportamos, nos insultamos. Pero detrás de todo esto, hay algo que nadie entiende, nos queremos. Creedme, a pocas personas he querido tanto.
No sé como lo hizo en su momento, ni como lo sigue haciendo hoy en día. Quizá lo normal, en este caso, no ha ido con nosotros. Por eso ahora estamos en esta situación, que reconozco, que se una forma u otra, me gusta.
Y de esta forma tan extraña, ha llegado a hacer que le quiera.
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