Habitación trescientos tres, habitación cuatrocientos doce, habitación trescientos doce.

Sonrisas de complicidad, regalos inesperados, noches con encanto. Darte cuenta que lo bonito no se acaba si tú quieres acordarte. Quizá ahora no lo ves igual, en ese momento fue perfecto. No cabían más sonrisas en la habitación, no cabían más besos. La complicidad casi tan grande como la confianza, supera todo tipo de límites; todo parece tan fácil si esta cerca. Todo es tan de verdad, que no existe nada más importante–en ese momento–y quieres que dure tanto como para que sea bonito, para que lo recuerdes. "Por encima de todo y de todos, estás tú" Pero como siempre, acaba marzo, y empieza abril. Pero marzo nunca muere. Sabes que volverá, como siempre, como cada primavera. Cada vez lo hará más bonito, más perfecto. Pero tan inexplicable como la primera vez. Bonita primavera; erais muy diferentes corríais el riesgo de enamoraros perdidamente. De tus caderas al cielo, del cielo a tu cama.

–We were one, we were free–

Por fin. Por suerte, o por desgracia llega el verano, y todo se esfuma. Los recuerdos son para siempre.

Doce/dieciocho de marzo, veintisiete de abril, tres de mayo.